
Ya saben que este momento de mi vida no es el mejor, lamentablemente me ha imposibilitado en muchos sentidos siendo el principal el emocional, pero lo cierto es que también me ha hecho recordar cosas bien lindas de gente que estuvo a mi lado... también me ha ofrecido la oportunidad de descubrir a grandes seres humanos a quienes sólo les puedo decir que me siento agradecido y honrado de tenerlos cerca.
Bueno lo cierto es que ahora recuerdo mucho a mi abuela... así es! a Ma Pila... Virocha... Viros... Elvirita! La mujer más noble y sencilla que se me ha presentado en la vida, que se quitaba la comida de la boca para dármela, que me llevaba al karate para que aprendiera a pegarle a mis primos —los cuales disfrutaban mucho bulleándome—, la que siempre nos ganaba en el Marathón (ya saben ese juego de preguntas, del cual hasta programa de televisión hubo) y eso que mi abuela sólo estudió la primaria, la que me llevaba por las tortillas y me regalaba una con sal... mmmm... la que me daba mis cates cuando amarraba a mis G.I. Joe's a cuetes (si cuetes, no cohetes), la que me tomó fotos y más fotos de mi infancia, la que iba por mí y me compraba mi Memín Pinguín (tal vez ella fue la que me indujo al mundo de los comics pero de la mano de la historia de Yolanda Vargas Dulché), la que me hacía albóndigas o picadillo cada que se podía y se lo pedía, la que me hizo aborrecer los ejotes en cualquiera de sus presentaciones (digamos que comerlos más de tres veces a la semana no era tan divertido), la que me introdujo el gusto por las mantecadas Tía Rosa (aunque ahora ya no soy tan fan), la que un día sin querer confesó que yo era su nieto preferido y se ganó la enemistad temporal de mi tía Martha, la que nos dejaba jugar con ella cuando usaba una silla de ruedas y hasta cantarle: "Mi abuela, no vuela, camina... rueda", la que me defendía de mi mamá cuando ésta quería hacerme probar la fuerza del cincho, la que siempre me regalaba ropa en Navidad, la que me enseñó a arrullar al Baby Jesús a las 12 de la noche en Navidad, la que me cotorreaba diciéndome que no tenía ombligo, la que siempre tuvo 38 años, la que tenía sus dedos gorditos los cuales me gustaba sentir en mi rostro, la que siempre despachaba desde la cabecera de la mesa, la que era fanática de la Coca-Cola a pesar de su diabetes, la que ya no me pudo ver titulado, a la que extraño tanto en este momento para poder desmoronarme y que me ayude a recoger todos los pedacitos para luego pegarlos con Pritt.
Gracias Ma Pila, por ser esa gran mujer que me enseñó que en este mundo no hay nada más bello que una fémina, que no hay nada más chido por lo cual vivir que por una mujer; porque si ella fue capaz de darme todo ese amor durante casi 19 años, vale la pena tropezar una y otra y otra y otra vez, para encontrarla a ella, a la que quiero para mí y que ame a mi prole así.
Se que mi abuela está ahí, se que me cuida y le pido perdón por todo aquello malo que he hecho o por lo cual la he ofendido.
Y sólo me queda aclarar que este texto no lo hice por aquello del día de la mujer, ¡Eso qué! Pendejos los que lo inventaron porque ya bien lo pintó Gustave Courbert con L'origine du monde, el que no se acuerde de donde vino en realidad no merece estar en este mundo.
En la foto la que me carga es Ma Pila y la que parpaedeó en el momento menos indicado es mi mamá Pilar
pinche hab... me rayó tu post.. esta pocamadre...
ResponderBorrargracias por compartir ésto que esta de huevos.
La pasamos genial el viernes, gracias por todo, me caes a toda madre neta
un abrazote...
si vas a la playera o que??? avisame para organizarnos..